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Del grafiti al arte callejero

Por History Channel Latinoamérica el 19 de Septiembre de 2019 a las 17:27 HS
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"Lo visité y no me gustó nada excepto el sarcófago".

¿El comienzo de una mala reseña en Trip Advisor? No, estas palabras fueron garabateadas hace miles de años en la tumba de Ramsés VI, en el Valle de los Reyes. Entre otros mensajes que escribieron los antiguos turistas griegos y romanos, se incluyen "No puedo leer los jeroglíficos", o algunos más alegres, como simplemente "Maravilloso".

El grafiti fue una gran cosa en el mundo antiguo. La condenada ciudad romana de Pompeya dejó tallado un verdadero tesoro lírico en sus muros, con frases insultantes y a menudo divertidas. "Lloren chicas", escribió un hombre, "mi pene las ha abandonado". Mientras tanto, en la gran iglesia de Santa Sofía, en Estambul, algún vikingo talló un mensaje en el mármol que básicamente se traduce como "Halfdan estuvo aquí".

El arte callejero, en cualquiera de sus expresiones, evolucionó paulatinamente a partir de estos primeros intentos ilícitos de autoexpresión. El grafiti "Tal y cual estuvieron aquí", es claramente un favorito de los humanos desde las primeras generaciones, aunque adquirió una resonancia más profunda durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se convirtió en parte de lo que hoy podría señalarse como el primer meme viral (y uno de los primeros ejemplos conocidos de arte callejero).

Se trata del dibujo de un hombre calvo y nariz larga, mirando por encima de una pared, con los dedos visibles a ambos lados de la cabeza. La pieza está acompañada por las palabras "Kilroy estuvo aquí", escritas debajo. Los soldados estadounidenses garabatearon este grafiti en todos lados, pero ¿quién era Kilroy?

Según un artículo del New York Times de 1946, el nombre en el grafiti es el de James J. Kilroy, de Massachusetts, un inspector de astilleros que con un crayón inscribió "Kilroy estuvo aquí" en cada tanque y cada parte del buque de guerra que le tocó revisar. Resultó ser una suerte de sello de calidad.

Según el periodista especializado Charles Panati, "la indignación no fue tanto por lo que decía el grafiti, como por el lugar en donde apareció". Se dice que el propio Stalin resultó alarmado, e incluso llegó a sospechar, cuando vio el grafiti de Kilroy en un baño durante una cumbre con los otros líderes Aliados. Aquel grafiti prefiguraba la naturaleza irreverente y guerrillera del arte callejero por venir.

El auge del arte callejero contemporáneo

A fines de la década de 1960, el grafiti ingresó definitivamente a la era moderna. Lo hizo de la mano de artista estadounidense Darryl McCray, también conocido como "Cornbread", la primera persona en popularizar el etiquetado de su propio apodo artístico en las paredes de un paisaje urbano. A partir de entonces, el grafiti y el arte urbano fueron cada vez más elaborados, compartiendo una misma evolución con la cultura urbana y el hip-hop.

Uno de los pioneros fue Fab 5 Freddy, rapero y artista que pintaba vagones enteros del metro junto a otros audaces colegas grafiteros de Brooklyn. En un claro homenaje al artista Andy Warhol, llegó a combinar Pop Art y Street Art, al cubrir un vagón con gigantescas latas de sopa Campbell.

La década de 1980 también fue testigo del surgimiento de Keith Haring, que se destacó primeramente por dibujar sus grafitis en los carteles publicitarios sin uso de las estaciones de metro de Nueva York. Al ser arrestado por vandalismo, dijo: "Más de una vez, algún policía me llevó esposado hasta la comisaría y, para su consternación, los otros policías me admiraban y estaban ansiosos por conocerme y estrechar mi mano".

Al igual que el de muchos otros artistas callejeros, su trabajo tenía un mensaje político, llamando la atención sobre la vida gay y el flagelo de la epidemia del SIDA. En 1986, incluso creó un vasto mural que representaba figuras humanas entrelazadas en el Muro de Berlín, en una de las manifestaciones artísticas más audaces de la última Guerra Fría.

Antes de su muerte, relacionada con el SIDA, las obras de Haring migraron desde las estaciones del metro hacia algunas de las galerías más geniales de Manhattan. Lo mismo ocurrió con otro ícono de los 80, Jean-Michel Basquiat, que pasó de ser un simple artista de grafiti a girar por el mundo del arte con pinturas que recogieron la iconografía e ideología política de los murales de arte callejero. Coqueteando con Warhol y en relaciones amorosas con una joven Madonna, Basquiat fue una estrella de rock del mundo del arte, incluso antes de unirse al macabro "club 27". A esa edad, falleció por una sobredosis de droga.

El arte callejero del Reino Unido también prosperó durante los años posteriores al auge del arte callejero de Nueva York. En tal sentido, Bristol se erigió como un punto particularmente neurálgico. Entre los artistas más famosos de la escena de Bristol, sin dudas se destaca Banksy, cuyas obras de arte, elaboradas con la técnica 'stencil', se han convertido en sinónimo del arte callejero actual.

Mientras que muchos aman el sarcástico ingenio de Banksy, otros desprecian su trabajo al considerarlo demasiado obvio y "populista". El crítico Jonathan Jones rechazó a Banksy por haber inventado "el equivalente artístico de un tweet". Por supuesto, se podría argumentar que el arte callejero nunca ha sido sutil, y que su objetivo es transmitir mensajes directos al público; ser accesible de una manera distinta a la "galería de arte".

"Una realidad inspirada"

"Sutileza" no es una palabra que se pueda usar para describir el trabajo del artista británico Joe Hill, también conocido como 3D Joe & Max, que ha creado alucinantes pinturas callejeras en tres dimensiones durante la última década. Son verdaderas ilusiones ópticas, al estilo de un truco de magia, que generan a la vez deleite y perplejidad, al confundir los sentidos de proporción y espacio. Son obras realmente interactivas, imposibles de ponderar dentro de una galería de arte.

Las imágenes de su trabajo, expuestas en su sitio oficial, dejan ver la reacción de la gente mientras pasa caminando y se topa con estas creaciones. Algunos saltan sobre aparentes sumideros gigantes que han estallado en las calles de la ciudad, y otros posan en una variedad de fantásticas situaciones tridimensionales.

Para la campaña Realidad Inspirada, de Kia, Hill viajó a la Federation Square, en Melbourne, Australia, donde creó una obra inspirada en el Kia Seltos. Su trabajo captura las líneas audaces del flamante modelo de Kia, a través de un trabajo que estalla en la vía pública, transformándose rápidamente, según el punto de vista del espectador, desde una imagen plana, hasta una poderosa imagen tridimensional.

Como dice Hill en el video de la campaña: "El arte no se trata de museos y galerías; está en todos lados".